Bélgica, un país marcado por la Primera Guerra Mundial


(Publicado originalmente el 13 de noviembre de 2008)

Bélgica es un país marcado por la Primera Guerra Mundial. Las fuerzas desatadas por aquella carnicería sin fin determinan el presente social y político cotidiano del fracturado país aún hoy, 90 años después del Armisticio que puso término a "la Der des Ders" (la Última de las Últimas), cuya solemne conmemoración se celebró el pasado 11 de noviembre.

Estatua de un soldado belga caído en la guerra
A diferencia de Alemania y Austria, que sufrieron enormes amputaciones territoriales tras la Gran Guerra, Bélgica amplió su territorio nacional con la incorporación de los cantones alemanes de Eupen y Malmedy y sus posesiones coloniales en el corazón de África con Rwanda y Burundi. Pero la traumática ocupación alemana --suave en comparación con la de la Segunda Guerra Mundial-- y la extrema dureza de los más de cuatro años de guerra de trincheras en Yser, en el extremo occidental del país, desencadenaron un combativo nacionalismo flamenco, que determina hoy el debate existencial belga y la división del país en dos comunidades separadas.


La conmemoración del Armisticio es una de las festividades políticas más importantes del país. Por parte de la comunidad francófona la festividad está asociada a la propia supervivencia histórica de Bélgica, mientras que en Flandes se vincula a la reivindicación nacionalista y a un pacifismo en las antípodas de la exaltación de la patria belga.


Tras la finalización del conflicto, la Bélgica francófona exaltó los héroes salvadores de la patria, con el rey Alberto I al frente de todos. Fueron glorificados el alcalde de Bruselas, Adolphe Max, el cardenal Mercier, el general Mathieu Leman (defensor de Lieja), el general Jules Marie Alphonse Jacques (defensor de Dixmude),  numerosos oficiales y la joven Gabrielle Petit (espía al servicio de Gran Bretaña), entre otros.


La glorificación de estas figuras, sin embargo, se limitó a la Bélgica francófona. La comunidad flamenca, desprovista de oficiales, carecía de grandes héroes que encajaran en el molde de salvadores de la patria. Por ello, la comunidad flamenca se orientó a exaltar los valores universales de la fraternidad humana y adoptó una actitud de rechazo a la Gran Guerra, como reacción frente una Bélgica francófona, que les despreciaba y oprimía.


Soldado britànico y belga de la Gran Guerra
Los grandes héroes flamencos del conflicto son los hermanos Edward y Frans  Van Raemdonck, sargentos de infantería, nacionalistas flamencos y muertos durante una misión el 26 de marzo de 1917 en Stteenstraet en el frente del Yser. La leyenda afirma que fueron encontrados abrazados uno al otro y muertos en una guerra que no era la suya. La leyenda sostiene que Frans la víspera de su muerte había afirmado que si caía sería "por Flandes".


Pero en Bélgica ni siquiera los muertos escapan a las querellas regionales que fragmentan el país y la comunidad francófona no tardó en cuestionar esa leyenda. Los historiadores sostienen que en realidad Frans Van Raemdonck fue hallado en brazos del soldado valón Amé Fievez y que Eward resultó muerto cuando buscaba a su hermano en la tierra de nadie entre las trincheras.


Los dos hermanos reposan como héroes en la cripta de la Torre del Yser, el monumento a la paz de 84 metros de altitud que se levanta en Dixmude y que se convirtió en un símbolo del movimiento pacifista y nacionalista flamenco. La torre, en forma de cruz, está dominada en su parte superior por las letras gigantes entrecruzadas AVV y VVK, que significan "Todo para Flandes, Flandes para Cristo".


Las paradojas del destino impusieron que los dos héroes flamencos deban compartir sepultura con el soldado francófono Fievez, porque los restos de los tres estaban entremezclados en la tumba común en el cementerio de Westvleteren cuando se decidió en 1932 el solemne traslado de los dos hermanos a la Torre del Yser. Hasta 1996, la presencia del soldado valón sólo aparecía reconocida con su nombre en la lápida, sin fecha de fallecimiento y sin la más mínima mención o explicación.  


Soldados alemanes camino de Ypres
Noventa años después del fin del conflicto, la Primera Guerra Mundial sigue presente en todos los rincones. Bruselas está plagada de monumentos, esculturas y placas conmemorativas del conflicto. En Ypres cada día a las 8 de la tarde se toca desde 1928 el "Last Post" en la puerta de Menen en recuerdo de los más de 600.000 soldados caídos en las sucesivas batallas libradas entorno a la ciudad durante la guerra.


La política flamenca alemana durante la ocupación para preparar la división del país en dos estados lingüísticos manejables, que se repitió durante la Segunda Guerra Mundial, atrajo la simpatía de los militantes flamencos. Pero generó una animadversión hacia el movimiento nacionalista por parte del resto del país y su sucesiva estigmatización como colaboracionista.


Estatua de soldado belga
Pese a ese rechazo, el movimiento nacionalista flamenco extrajo su fuerza de la utilización masiva de los soldados flamencos como carne de cañón en ofensivas inútiles por parte de oficiales francófonos que los menospreciaban y de la convicción de que Flandes había pagado un tributo mucho más elevado que el resto del país durante el conflicto sin que se reconociera ese sacrificio. El movimiento nacionalista se consolidó asociado al pacifismo con peregrinajes anuales a Torre del Yser.


La primera Torre del Yser fue dinamitada en marzo de 1946 en lo que se sospechó que era una represalia contra los nacionalistas flamencos por su colaboracionismo durante la Segunda Guerra Mundial. Como ocurre con excesiva frecuencia en Bélgica, el asunto nunca logró aclararse.


Esta actitud de rechazo a la Primera Guerra Mundial condujo a que Flandes olvidara alguno de sus héroes reales de la contienda, como Marthe Cnockaert, que actuó como espía británica mientras trabajaba como enfermera en el hospital alemán Roulers. Condecorada con las más altas distinciones británica y francesa, Cnockaert recibió incluso con la Cruz de Hierro alemana por los cuidados prestados a los soldados heridos enemigos de su país.


Poster de la película "I was a Spy"
Cnockaert, que asumió el apellido McKenna tras su casamiento, escribió en 1932 como Marthe McKenna sus memorías en inglés: "I was a Spy". El libro se convirtió en un best-seller, prologado nada menos que por Wistont Churchil, entonces primer lord del almirantazgo, y del que produjo al menos una película en 1933 en la que actuaba Conrad Veidt, el actor alemán antinazi protagonista de la primera versión tecnicolor del "Ladrón de Bagdad" y que posteriormente interpretaría al Major Heinrich Strasser en "Casablanca".


El libro de Cnockaert, del que se vendieron entonces más de 200.000 ejemplares, fue traducido al francés, al italiano e incluso al rumano. Pero no fue traducido al neerlandés hasta el año 2000 y aún gracias al redescubrimiento de Cnockaert por la historiadora Laurence Van Ypersele de la Universidad Católica de Lovaina.


Estos días precisamente la prensa francófona denuncia las maniobras internacionales del Gobierno regional flamenco para "apropiarse" de la conmemoración en el 2014 del centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, ante la pasividad del Gobierno federal presidido por un flamenco y del gobierno regional francófono valón. El objetivo del Gobierno de Flandes, según la prensa francófona, es convertir el centenario del conflicto del 2014 al 2018 en una exaltación de Flandes que desdibuje aún más a Bélgica como país y beneficiarse del lucrativo negocio del denominado "turismo de la paz", que visita los escenarios de la Primera Guerra Mundial.


Kosovo, un paraíso para el crimen organizado


(Publicado originalmente el 5 de noviembre de 2008)

Casi nueve meses después de la proclamación unilateral de independencia de Kosovo, la antigua región serbia continúa siendo un paraíso para el crimen organizado y el tráfico de mujeres destinadas a la explotación sexual. Y todo ocurre delante de las fuerzas de paz de la OTAN (Kfor) y de la misión policial y  judicial de la Unión Europea (UE) y de la ONU.

Hashim Thaçi
El informe presentado hoy por la Comisión Europea sobre la situación en Kosovo es demoledor: la corrupción gubernamental es generalizada, la libertad de expresión más que precaria, la protección de las minorías teórica y no existe una voluntad política para combatir el crimen organizado, el narcotráfico y el tráfico de mujeres.

Si la OTAN y la ONU nunca prestaron especial atención durante su tutela de Kosovo desde 1999 a los graves problemas de criminalidad organizada, la región, bajo su flamante gobierno independiente presidido por Hashim Thaçi, continúa siendo un peligroso agujero negro para Europa, enmascarado bajo una ficticia imagen de aparente seguridad.

El informe elaborado por el comisario europeo responsable de la Ampliación, el finlandés Olli Rehn, destaca que "Kosovo continúan siendo un área de origen, tránsito y destino de victimas del tráfico de seres humanos". Estas personas utilizadas "casi exclusivamente para la explotación sexual proceden mayoritariamente de Moldavia, Rusia y Ucrania", precisa el documento. "Un numero creciente de menores kosovares son captados entre las familias más vulnerables y desfavorecidas", añade el informe.

Kosovo, destaca en otro apartado el documento, constituye una pieza central del tráfico de heroína hacia la UE. La droga entra en el territorio a través de la frontera de Macedonia procedente de Turquía y continúa hacia Serbia, Hungría y Albania. "No hay ningún plan de acción, ni estrategia para combatir el narcotráfico", lamenta la Comisión Europea.

"Tampoco hay ningún plan ni estrategia para combatir el crimen organizado" y el "blanqueo de dinero constituye un problema gravísimo", prosigue el documento. "El crimen organizado es un problema muy grave que afecta al mismo estado de Derecho" y el Gobierno carece de la "determinación requerida" para luchar contra el mismo, subraya el informe.

Joven kosovar festejando la independencia
"La policía tiende a concentrarse en mantener el orden en lugar de combatir el crimen organizado", detalla el documento. Los jueces y fiscales también carecen de motivación para esa tarea, agrega el informe.

La corrupción está tan generalizada que "socava el funcionamiento de las instituciones" y es uno de los principales problemas de Kosovo, destaca la Comisión Europea. Un análisis reciente ha mostrado que "desaparecen" del presupuesto público hasta 5 millones de euros por ministerio cada año.
El respeto en la práctica de los teóricos derechos y libertades fundamentales garantizados por la Constitución de Kosovo resulta asimismo muy problemático, en especial en protección de las minorías, libertad de expresión, prevención de la tortura y derechos de la mujer. El informe señala que los medios de comunicación están sometidos a "intimidación política" y que "los derechos de las mujeres son violados con frecuencia".

Ésta es la cruda y cruel realidad del nuevo estado independiente de los Balcanes, promovido por Estados Unidos y bendecido por la UE y la OTAN. Y no tiene nada que ver con la imagen romántica que pretende transmitir su presidente, Hashim Thaçi, de un pueblo que ha conquistado su libertad.

Las causas de la nueva guerra del Congo


(Publicado originalmente el 31 de octubre de 2008)

La olvidada guerra del este de Congo acaba de volver a atraer la atención internacional con el avance de las tropas rebeldes hacia Goma, la capital de la región de Kivu-norte, y la tragedia televisada de las decenas de miles de desplazados a causa de los combates y la violencia salvaje e indiscriminada contra la población civil. La Unión Europea (UE) acaba de emprender una nueva ofensiva diplomática para buscar una solución política al conflicto, pero la tarea resultará titánica debido a las complejas raíces de la guerra y a los poderosos intereses políticos y económicos cruzados que existen en el corazón de África.
La actual guerra de Kivu es una secuela de la no resuelta segunda guerra del Congo (conocida también como la Gran Guerra Africana) de 1998-2003. La nueva guerra ha sido fomentada para continuar el saqueo de los ricos recursos minerales congoleños y está alimentado por los conflictos étnicos acumulados tras masivas migraciones a lo largo del siglo XX en la zona y por las secuelas del genocidio rwandés de 1994, ya que las milicias responsables se refugiaron posteriormente en esta zona del Congo, y el Gobierno de Rwanda apoya a las fuerzas rebeldes congoleñas.
Kivu Norte en Congo
Los intereses contrapuestos de las grandes potencias en la zona han impedido hasta ahora una efectiva resolución diplomática del conflicto. La incapacidad operativa militar de la fuerza de la ONU desplegada en el territorio ha facilitado el avance de las fuerzas rebeldes y ha dejado a la población indefensa frente a las violencias y brutalidades de los diferentes grupos armados e incluso de las propias tropas del ejército congoleño.
La extracción del buscado mineral coltan es uno de los factores que financia el conflicto en el este del Congo. El coltan se utiliza para la producción de tántalo, un mineral resistente al calor y con propiedades eléctricas que se utiliza para fabricar condensadores y componentes eléctricos esenciales en ordenadores, teléfonos móviles, videojuegos y multitud de aparatos tecnológicos.
El coltan, extraído por poblaciones sometidas casi a la esclavitud, es una de las fuentes de financiación de los diferentes grupos armados que operan en la zona y que es exportado hacia los países vecinos con la connivencia de las grandes industrias internacionales. El propio ejército de Rwanda ha sido acusado de haber obtenido en los últimos 18 meses nada menos que 500 millones de dólares gracias al saqueo del coltan congolés. El saqueo de los recursos del Congo no se limita a este mineral, sino que incluye también diamantes, gemas y maderas preciadas.
La actual fase de la guerra enfrenta a las milicias del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), liderado por el tutsi Laurent Nkunda, con el ejército oficial congoleño: las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC). Nkunda es considerado por la ONU como uno de los responsables de las matanzas de Kisangani (antigua Stanleyville) en mayo del 2002 y cuenta con el respaldo del Gobierno de Rwanda.
Las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), más que un ejército regular constituye un desorganizado contingente armado, mal pagado, propenso a la violencia contra la población civil y de escasa capacidad combativa, que se desplaza con sus mujeres y niños en las mismas zonas de combate.
Otro actor militar del conflicto son las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda (FDLR), constituidas a partir de las tropas que participaron en el genocidio ruandés de 1994 y renovadas con las nuevas generaciones de hutus nacidos en el exilio congoleño. Este grupo armado ha creado sus propios reinos de taifas en el Kivu-sur y controla un cuarto del territorio de esa región. En Kivu-norte están presentes en las zonas de fuerte población de origen hutu.
Las FDLR han sido aliadas del ejército congolés durante la Gran Guerra Africana y posteriormente. Oficialmente ya no lo son, pero los dirigentes de las FDLR y oficiales del ejército congoleño parecen haber desarrollado intereses comunes en la explotación de los recursos minerales de la zona. Las fuerzas rebeldes de Nkuna también combaten a estos grupos armados hutus por cuenta de Rwanda con la justificación de su responsabilidad en el genocidio de 1994.
Misión de la ONU en Congo (MONUC)
La Misión de la ONU en Congo (MONUC), que teóricamente tiene 17.000 soldados, no dispone realmente sobre el terreno que de unos 6.000 combatientes. La MONUC es criticada por la población porque ofrece poca protección real y por Kinshasa por su debilidad y por cerrar los ojos a las incursiones del ejército rwandés, mientras que el rebelde CNDP de Nkunda denuncia su apoyo militar a las tropas congoleñas.
El teniente general español Vicente Díaz de Villegas, que fue nombrado el 8 de septiembre del 2008 como comandante en jefe de las fuerzas de la ONU en el Congo, acaba de dimitir oficialmente por motivos personales, pero en realidad debido a la falta de medios para desempeñar la misión y a la resistencia de las tropas bajo su mando (indias en su mayor parte) a asumir riesgos personales para proteger a la población local, según fuentes diplomáticas.  
Las sucesivas olas masivas de inmigrantes de origen rwandés han generado tensiones, conflictos y profundos resentimientos con las poblaciones congolesas autóctonas de la zona (hunde y nande) y, al mismo tiempo, han trasladado los conflictos entre hutus y tutsis al territorio congoleño.
La primera de esas grandes migraciones se produjo principios de siglo, fomentada por el gobierno belga colonial, que buscaba mano de obra dócil. Después se produjo otra al principio de los años 1960, coincidiendo con la independencia, que el antiguo dictador Mobutu manipuló y utilizó para fomentar sucesivos tensiones étnicas que favorecieran la consolidación de su poder. Y, finalmente tras el genocidio de Rwanda en 1994, se produjo la última, formada por contingentes armados y que acabó de radicalizar a las comunidades locales.
Los intereses contrapuestos de las grandes potencias occidentales no favorece tampoco una actuación internacional coordinada para resolver el conflicto. Estados Unidos y Gran Bretaña apoyan el actual régimen de Rwanda, del presidente Paul Kagame, que sostienen a las fuerzas rebeldes del CNDP de Nkunda. Francia, por su parte, respalda al presidente congoleño, Laurent Kabila, y se encuentra enfrentada diplomáticamente a Kagame, que acusa a París de haber apoyado al antiguo gobierno hutu y de haber permitido las masacres del genocidio. La actuación diplomática de Bélgica, la antigua potencia colonial, y del comisario europeo de Desarrollo, el belga Louis Michel, también ha sido criticada como contraproducente.  

La Comisión Europea quiere ‘desnudar’ a los viajeros


(Publicado originalmente el 23 de octubre de 2008)

La Comisión Europea, una vez más, intenta utilizar el oscuro procedimiento de la comitología para hacer aprobar de forma clandestina nuevas medidas que comprometen gravemente los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos. Los comisarios de Transportes y de Justicia e Interior, los conservadores Antonio Tajani y Jacques Barrot, pretenden aprobar a través de los comités técnicos del Consejo de Ministros de la UE el uso generalizado en los aeropuertos de los polémicos escáneres que desnudan al pasajero.


La utilización por parte del Ejecutivo comunitario de un procedimiento reservado a meras normativas técnicas busca, una vez más, escamotear al debate público la adopción de medidas controvertidas por el temor o la convicción de que la propuesta no se aprobaría si se tramitara con un procedimiento normal de debate público en el Consejo de Ministros de la UE y en el Parlamento Europeo.


Escáner corporal que desnuda al viajero
Mientras los representantes de los 27 estados de la UE en los comités técnicos no han planteado mayores objeciones a la aprobación del uso generalizado de los escáneres que desnudan a los pasajeros, el Parlamento Europeo decidió hoy expresar pública y firmemente su rechazo a semejante abuso hacia la integridad de las personas. La resolución, pese al intento del grupo popular europeo de aplazar la votación, fue aprobada de forma contundente por 361 votos a favor, 16 en contra y 181 abstenciones.


La Comisión Europea pretendía además aprobar de forma acelerada los nuevos escáneres sin haber realizado ningún estudio científico y médico sobre los riesgos que puede implicar para la salud de los pasajeros su sometimiento reiterado a ese tipo de radiaciones. Y ni siquiera se había planteado el impacto que podría tener la decisión sobre los derechos de los ciudadanos y la dignidad de las personas.


La Comisión Europea, obsesionada por multiplicar sin fin las medidas de control y vigilancia a los ciudadanos con la gastada excusa de la amenaza terrorista, justifica el polémico escáner con el argumento de que permite detectar las armas ocultas bajo los vestidos y de que evitará las colas y los cacheos manuales en los controles de los aeropuertos.


Si los actuales arcos de control en los aeropuertos detectan piezas metálicas tan minúsculas como los aros de los sujetadores o los piercings de las jovencitas, resulta impensable que alguien logre escamotear un arma a ese detector de metales, por más escondida que esté bajo la ropa. Y además no consta que nadie haya conseguido en un aeropuerto europeo introducir un arma en un avión escondida bajo su ropa, porque esos arcos funcionan y ofrecen suficiente protección y seguridad.


Respecto a las colas, es previsible que esas sean aún más largas en los escáneres corporales, porque requieren más tiempo para efectuar el control del pasajero que su paso a través de los actuales arcos de control de metales.


Plantear como justificación del nuevo escáner que será más cómodo que el cacheo manual implica partir de una mentalidad policíaca peligrosa de que los cacheos manuales de los pasajeros deben constituir la norma, cuando en realidad deben ser sólo la excepción si aún pretendemos vivir en una democracia.


Una vez más, ha tenido que ser el Parlamento Europeo quien saliera en defensa de los derechos de los ciudadanos. Ahora habrá que esperar a ver si los gobiernos de los Veintisiete dejan de seguir dócilmente las propuestas policiales de la Comisión Europea y no ocurre como con la absurda prohibición de los líquidos en los aviones, fruto de un supuesto complot con explosivos líquidos al que los tribunales británicos no dieron ninguna credibilidad. 

Lecciones de la guerra de Georgia


(Publicado originalmente el 15 de agosto de 2008)


La corta pero cruenta guerra desarrollada en Georgia durante la última semana permite extraer ya algunas primeras lecciones del conflicto en la actual fase de tregua frágil. La primera es que la Unión Europea (UE), cuando actúa de forma políticamente autónoma, tiene la capacidad diplomática de encauzar graves crisis internacionales hacia soluciones pacíficas negociadas, como demostró la presidencia francesa de la UE al lograr arrancar en un tiempo récord de Moscú la suspensión de las operaciones militares de represalia por la brutal agresión de Georgia a la población de Osetia del Sur. Fue la UE y no EEUU quien tuvo que resolver la crisis.

El presidente de Georgia, Mijail Saakashvili
La segunda lección es que Georgia, a pesar de la opinión de EEUU y sus aliados de Europa del Este, no es un país suficientemente maduro ni responsable para estrechar sus lazos con la UE y la OTAN, ya que sigue considerando que los conflictos se resuelven por la fuerza de las armas. La política de aventurismo militar del presidente georgiano, Mijail Saakashvili, no sólo ha causado la innecesaria destrucción de la capital de Osetia del Sur y la muerte de centenares de sus habitantes, sino que ha atraído la desgracia hacia su propio pueblo, al desencadenar con su ataque suicida una intervención militar rusa en gran escala de represalia. El ataque del ejército georgiano a Osetia del Sur además ha destruido probablemente cualquier posibilidad de reintegrar en el futuro la región separatista en el seno de Georgia.

Si Georgia fuera miembro de la OTAN o estuviera en el proceso de adhesión, el conflicto habría podido arrastrar a la Alianza Atlántica a una peligrosa confrontación no deseada con Rusia. La experiencia demuestra que no se puede integrar en una organización militar, como la OTAN, a un estado con serios conflictos regionales sin resolver, como es el caso de Georgia con Osetia del Sur y Abjacia, las dos regiones rusófonas semiindependientes desde principios de los 90, porque eso transforma los conflictos de un solo estado en unos conflictos de todos los países aliados 

En la UE, la integración de Chipre sin reunificar es una constante fuente de tensiones y problemas, que complican las relaciones de Europa con Turquía. Esos contenciosos repercuten también en el seno de la OTAN, con obstáculos de Ankara a planteamientos de los países aliados europeos como represalia por los vetos chipriotas a gestos europeos hacia la comunidad turca del norte de Chipre.

La UE y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, han conseguido un éxito internacional de primer orden al presentar un plan de paz que hizo posible detener los combates antes de que la crisis degenerada. Fueron Sarkozy y el ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, quienes se desplazaron a Moscú y Tbilisi para resolver el conflicto, mientras que EEUU se limitaba a repetir vacuas amenazas. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, sólo se ha desplazado a Tbilisi cuando las armas habían callado y para tratar de respaldar públicamente a Saakashvili. Hay que recordar que las gestiones diplomáticas europeas y del responsable de la política exterior de la UE, Javier Solana, ya detuvieron a principios de la década la incipiente guerra civil étnica en Macedonia y facilitaron la separación pacífica de Serbia y Montenegro.

George Bush y Mijail Saakashvili
La tercera lección de la guerra de Georgia es que hay que contar con Rusia, aunque sus blindados parezcan vetustos en comparación con el moderno equipamiento norteamericano de que disponen las fuerzas de Georgia. La Administración de George Bush ha seguido actuando como si Rusia siguiera hundida en la época de Boris Yeltsin, que acababa plegándose a las exigencias occidentales.

La metódica política de reconstrucción del Estado ruso llevada a cabo con procedimientos autoritarios por el actual primer ministro y anterior presidente ruso, Vladimir Putin, y los ingentes ingresos procedentes de las exportaciones de gas y petróleo han devuelto a Rusia su capacidad de actuar como gran potencia. Rusia vuelve a ser un actor internacional ineludible, cuyas posiciones, preocupaciones y razonamientos hay que tener en cuenta.

La cuarta lección es que el ejemplo de Kosovo comienza a repercutir en la escena internacional. La recepción en el Kremlin del presidente ruso, Dmitri Medvedev, a los líderes de las regiones separatistas georgianas de Abjacia y Osetia del Sur anticipa que Moscú defenderá a partir de ahora con más ahínco los intereses de las poblaciones de ambos territorios. La pretensión de la UE, la OTAN y EEUU de que Kosovo es “un caso excepcional que no puede invocarse como precedente” resulta ingenua y fútil.

La estrategia norteamericana de afianzar su influencia en el Cácuaso a través del respaldo incondicional a Saakashvili y de alimentar sin freno sus ambiciones se ha revelado errónea. EEUU ha perdido credibilidad entre la población de Georgia al no haber aportado su respaldo militar cuando las fuerzas rusas repelieron el intento de conquistar Osetia del Sur y Washington corre el riesgo de enajenarse con este conflicto la cooperación de Rusia en otras crisis internacionales mucho más graves, como la guerra de Afganistán, el programa nuclear iraní o el proceso de paz de Próximo Oriente.

Sorprende que desde la OTAN, las instituciones europeas y EEUU se centren las críticas y condenas en la actuación de Rusia, sin que en ningún momento se condenara el ataque destructivo y el bombardeo artillero de las fuerzas de Georgia a la capital de Osetia del Sur, Tskhinvali.

Bruselas, 'hija' de la masonería


(Publicado originalmente el 12 de julio de 2008)

En pocas capitales europeas la masonería ha dejado una impronta tan perenne y visible como en Bruselas. No sólo la capital belga debe a la masonería su prestigiosa Universidad Libre de Bruselas (ULB), sino que la vasta red actual de escuelas municipales laicas tampoco existiría sin la tenacidad y el empuje de las logias masónicas a lo largo del siglo XIX y su influencia decisiva en el ayuntamiento de la capital.


Universidad Libre de Bruselas (ULB)
La remodelación del centro de la ciudad en el siglo XIX fue diseñada por dirigentes políticos y arquitectos masones. Muchos de los edificios emblemáticos son obra de arquitectos masones, como Victor Horta y Paul Hankar. Hasta la restauración de la Grand Place, que le devolvió todo su esplendor barroco perdido, fue el resultado de la perseverancia del alcalde Charles Buls y de un grupo de arquitectos y escultores masones, como Adolphe Samyn y Victor Rousseau.


Numerosos edificios de la ciudad, viviendas y monumentos aún conservan visibles símbolos masónicos. Incluso el diseño del parque central de Bruselas reproduce con sus avenidas, jardines y estanques los principales símbolos masónicos. El compás, la plomada y el cincel son inmediatamente perceptibles con una simple mirada a un mapa o una foto aérea del parque, mientras que las demás herramientas (mazo, escuadra, paleta, martillo) aparecen dibujadas en el diseño de los jardines. No en vano, Charles de Lorraine, gobernador general austriaco de Bélgica cuando se construyó el parque en la segunda mitad del siglo XVIII, era un miembro destacado de la logia Saint-Charles.


Posteriormente, en el extremo hundido del parque próximo al Palacio Real, se inscribieron en el muro las siglas invertidas del acrónimo VITRIOL, la famosa fórmula latina asociada al proceso de iniciación masónica: “Visita InterioraTerrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”. Es decir, “visita el interior de la Tierra y rectificando descubrirás la piedra escondida”, en referencia a la reflexión sobre uno mismo para crecer y desarrollarse. Esta inscripción se encuentra en el decorado del gabinete de reflexión, por el que pasa el futuro iniciado antes de ser conducido al interior del templo con los ojos vendados para la ceremonia de iniciación.


Estatua de Pierre Théodore Verhaegen
Tras la independencia de Bélgica y a lo largo del siglo XIX, la masonería desempeñó un papel fundamental en el desarrollo político del país y muy especialmente en su capital. Todos los alcaldes de Bruselas de ese siglo hasta 1909 fueron masones, con la excepción de Adolphe Max, Posteriormente, numerosos alcaldes han sido también masones e incluso se asegura que el actual, el socialista Freddy Thielemans, comparte esa filosofía, pero las logias guardan su tradicional reserva y secreto sobre sus miembros vivos.


Ante el monopolio católico de la enseñanza universitaria en Bélgica, el jurista Pierre Théodore Verhaegen, gran maestro de la logia Los Amigos Filantrópicos, impulsó en 1834 la creación de una universidad laica, totalmente independiente del Estado y de la Iglesia y regida por el principio de la libertad de pensamiento. Con el respaldo del alcalde de Bruselas, Nicolas Rouppe, también miembro de la misma logia, la nueva universidad nació el 20 de noviembre de 1834.


Durante numerosas décadas la Universidad Libre de Bruselas sólo consiguió sobrevivir a la hostilidad de la Iglesia y del Estado durante los gobiernos conservadores gracias a las ingentes contribuciones financieras de las logias masónicas y al apoyo del ayuntamiento de la capital.


La creación de la ULB y el creciente prestigio de los masones en el naciente país desencadenaron una ofensiva clerical frontal, que culminó con la condena pública de la masonería por el episcopado en 1837, que se fue leída en todos los púlpitos de Bélgica. La condena eclesial condujo al abandono de las logias por parte de los católicos y a la afiliación en masa de los anticlericales, lo que dio un ímpetu decisivo a la politización de la masonería en Bélgica.


Sede de la Logia de los Amigos Filantrópicos
Las logias masonas belgas del siglo XIX, a diferencia de las británicas y norteamericanas, decidieron implicarse activamente en la política e impulsaron la creación del Partido Liberal belga para contrarrestar el omnipresente ‘diktat’ católico en todas las esferas de la vida pública y privada de los ciudadanos.


Las elites intelectuales del país pensaban que las libertades de la Constitución de 1830 sólo servían a los intereses católicos: multiplicación de las escuelas primarias dirigidas por el clero, duplicación en pocos años de la población de las órdenes religiosas e intervenciones reiteradas del episcopado en las elecciones.


Bajo el impulso de Verhaegen y de las logias masónicas se organizaron las asociaciones liberales, que condujeron el 14 de junio de 1846 a la creación de Partido Liberal en la sala gótica del Ayuntamiento de Bruselas. Al año siguiente obtuvo una gran victoria en las elecciones que permitió la constitución del primer gobierno liberal de Bélgica. “La masonería se ha convertido en la cabeza y la vanguardia del Partido Liberal”, proclamó en esa época con entusiasmo el editor Albert Lacroix.


Las logias masónicas concentraron sus esfuerzos políticos en lograr la laicidad del Estado, en promover una enseñanza pública laica, obligatoria y de calidad, en instaurar la educación femenina, en la reglamentación del trabajo de las mujeres y los niños, el matrimonio civil y en establecer el sufragio universal. La desaparición del sufragio censatario, por el que tanto habían luchado, al ampliar enormemente el electorado, privaría a los masones en los albores del siglo XX de su antiguo papel político determinante. Pero durante la segunda mitad del siglo XIX casi la totalidad de la elite liberal bruselense estaba afiliada a alguna logia masónica.


Símbolo en la antigua Logia del Derecho Humano
Una de las batallas más duras que tuvo que librar la masonería en el siglo XIX fue arrebatar a la autoridad clerical la enseñanza municipal para transformarla en un  modelo de escuelas públicas laicas, con métodos pedagógicos avanzados y profesorado con formación especializada.


La red de escuelas primarias se completó con cursos nocturnos para adultos, gimnasios populares, guarderías, escuelas maternales, bibliotecas y centros de enseñanza media y profesional. Esa red de escuelas municipales, orgullo de la capital belga, sirvió de modelo para la reorganización de la enseñanza primaria en el país y fue imitada en el extranjero.


Otra de las grandes batallas de la masonería fue el combate para secularizar los cementerios, que la Iglesia consideraba como propiedad suya, y poner fin a la práctica eclesial de condenar a los librepensadores a ser enterrados en el rincón de los criminales.


A pesar de haber logrado el Ayuntamiento de Bruselas imponer la propiedad municipal a los cementerios para que estuvieran abiertos a todos sin ningún control de la Iglesia, la estrategia de intimidación de los medios eclesiásticos era tan grande sobre las familias y las personas que se negaban a someterse al ritual católico, que las logias tuvieron que organizar ceremonias civiles para amparar a sus miembros. Numerosas personas dejaban asimismo redactados testamentos masónicos para rechazar por escrito cualquier ritual religioso en su entierro.


Símbolo mason en una tumba en Bruselas 
El fallecimiento de Pierre Théodore Verhaegen, fundador de la ULB, dio pie en diciembre de 1862 a un gran funeral masónico y un cortejo fúnebre en el que los miembros de las logias desafiaron al clérigo portando ostentosamente por la calle sus insignias y hábitos masónicos.


Verhaegen, pese a las presiones de su familia, se negó a recibir los últimos sacramentos y dejó por escrito su rechazo a cualquier presencia eclesial o funeral religioso en su testamento, lo que convirtió su entierro en uno de los grandes momentos históricos de las luchas confesionales de Bélgica.


Casi 16 años después, el entierro de Enerst Allard, otro político liberal masón, en 1878 movilizó de nuevo masivamente a todas las logias de Bruselas para defender  la libertad de pensamiento frente a la presión católica.


Allard, varios años antes de su muerte, dejó también un testamento escrito con instrucciones precisas para evitar cualquier interferencia religiosa en su funeral e incluso pidió a los miembros de su logia que le protegieran si era necesario del acoso religioso en sus horas postreras.


De esa titánica lucha decimonónica ha quedado la práctica frecuente actual de las esquelas masónicas que aparecen en el diario francófono progresista “Le Soir”, donde se destaca bajo el símbolo tradicional del compás y la escuadra que la persona falleció "fiel a sus convicciones filosóficas".


El miedo nos hace sacrificar derechos y libertades


(Publicada originalmente el 6 de julio de 2008)

El miedo nos hace olvidar quiénes somos, nuestros valores europeos, los derechos y libertades tan duramente conquistados a lo largo de los siglos. Los gobernantes occidentales atizan el miedo al terrorismo para justificar el severo recorte de las libertades y de los derechos de los ciudadanos que padecen Europa y Estados Unidos. El mismo miedo empuja a los ciudadanos a aceptar apenas sin rechistar esos recortes de sus derechos y libertades, cuando hace tan sólo una década se habrían opuesto a ellos con la máxima firmeza.

Los gobernantes de nuestras democracias occidentales están sintiendo una peligrosa atracción cada vez más fuerte por la pesadilla orwelliana del "Gran Hermano" y multiplican el control de la vida privada de los ciudadanos, sin que esté demostrado que esa pérdida de libertades haya implicado una mejora significativa en la seguridad o que esos mismos resultados no podrían alcanzarse por otros medios.

Las medidas que están adoptando los gobiernos occidentales son tan graves que hace una década ellos mismos habrían denunciado como régimen totalitario a los países que en ese momento se hubieran atrevido a ponerlas en práctica. Pero los tiempos han cambiado. El terrorismo se ha convertido en la gran excusa para justificar lo injustificable, para apaciguar las conciencias y amordazar las críticas.

El Parlamento británico, a instancias del Gobierno laborista, aprobó el 11 de junio ampliar hasta 42 días la posibilidad de detención de los sospechosos sin que se les formulen cargos o acusación alguna. Ésta es la última de una serie de medidas restrictivas adoptadas por Gran Bretaña bajo el amparo del miedo al terrorismo. Londres, antaño paradigma de la libertad personal, se ha convertido en una ciudad donde sus ciudadanos son filmados por cámaras de seguridad unas 300 veces al día. Pero que nadie piense que ese es un rasgo exclusivo de Gran Bretaña, las cámaras que vigilan al ciudadano proliferan como setas en la UE.

Suecia, otra antigua abanderada de las libertades, acaba de aprobar en junio una ley que permite a los servicios secretos rastrear todas las llamadas telefónicas, correos electrónicos y faxes enviados al extranjero sin orden judicial. Como técnicamente es imposible diferenciar entre el tráfico doméstico e internacional de e-mails, ni siquiera está claro que el espionaje se limite al correo electrónico internacional.

El Gobierno alemán también acaba de enviar un proyecto de ley al Parlamento que permite espiar on-line los ordenadores personales de los sospechosos mediante la  infección de los mismos con programas espía e instalar minicámaras en sus domicilios. Por imposición del Tribunal Constitucional, el Ministerio del Interior ha aceptado a regañadientes que el espionaje de los ordenadores requiera una orden judicial.

España y los demás países europeos pactaron en el 2005 controlar la identidad de todas las personas que realizaban llamadas telefónicas (fijos, móviles e incluso a través de Internet) y de sus destinatarios y de todas las personas que se conectaban a Internet y que enviaban correos electrónicos, así como la duración de esas conversaciones y conexiones a Internet. España completó el año pasado la transposición a la legislación nacional de esa polémica directiva europea.

Los gobiernos europeos, por otra parte, permiten la entrega a la Administración norteamericana de todos los datos personales (incluido el número de la tarjeta de crédito y del correo electrónico) de los ciudadanos europeos que viajan a EEUU, donde son almacenados y utilizados sin control efectivo ninguno, en una clara violación de las leyes europeas de protección de los datos personales.

La Comisión Europea, como alumno aventajado de EEUU, está impulsando ahora que la UE adopte una medida similar para retener los datos personales de los pasajeros aéreos que entren o salgan del territorio comunitario. 

Los gobiernos europeos también permiten a la Administración norteamericana espiar impunemente todos los datos de las transacciones financieras mundiales, incluidas las de los ciudadanos europeos, que se realizan a través de la Society for Worldwide Interbank Financial Telecomunication (SWIFT), instalada en Bélgica. Esto supone una nueva violación de la legislación europea sobre protección de datos.

Los gobiernos europeos asimismo prefirieron mirar hacia otro lado y cerrar los ojos ante el trasiego de vuelos secretos de la CIA en Europa, el secuestro de ciudadanos y el traslado de personas detenidas ilegalmente hacia lugares donde podían ser torturadas.

A pesar de la investigación realizada por el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo y las promesas de los gobiernos de que no volvería a ocurrir, el 22 de junio del 2007 un nuevo avión de la CIA con destino a Guantánamo hizo escala en la base de Rota (Cádiz), según los datos oficiales del control aéreo portugués. Los gobiernos de la UE tampoco han querido investigar nunca los datos disponibles sobre las cárceles secretas que la CIA mantuvo en Polonia y Rumania hasta que estalló el escándalo.

Y que decir de EEUU, donde la Administración del presidente Georges Bush apoya y ampara la tortura a los detenidos para obtener información y donde la legislación especial antiterrorista permite la detención indefinida, el espionaje telefónico generalizado y hasta el control de los libros que se consultan en las bibliotecas.

Por no hablar de los arbitrarios controles en los aeropuertos y de la absurda prohibición de subir líquidos, cremas y gels en los aviones, impuesta por la Comisión Europea y el Gobierno británico a los demás países europeos en base a una supuesta conspiración veraniega de explosivos líquidos de la que nunca más se supo y cuyos presuntos conspiradores aún no han sido llevados a juicio tres años después de su detención.

Estados Unidos ya prepara nuevas restricciones para viajar a su territorio. A partir de enero será necesario obtener antes una autorización electrónica de viaje para poder embarcar en un avión o en un barco con destino a EEUU. Esta autorización deberá solicitarse como mínimo 72 horas antes del vuelo y se convertirá en la práctica en un visado camuflado que se impondrá a España y los otros países europeos cuyos ciudadanos no requerían visado para entrar en el país de visita.

La Comisión Europea, siempre atenta a las medidas de control ciudadanas norteamericanas, está dispuesta a seguir el ejemplo y propone también que la UE introduzca una exigencia similar para los viajeros que no requieran visado de entrar en los países europeos.

Poco a poco la pesadilla de George Orwell se está haciendo realidad a nuestro alrededor, por el miedo. 

Bélgica, una ficción de país


(Publicado originalmente el 16 de julio de 2008)


Desde hace ya mucho tiempo, Bélgica es sólo una ficción de país, a la que se aferra con desesperación la minoría francófona porque no tiene nada más. Los flamencos, que representan aproximadamente el 60% de la población belga, tienen Flandes como referencia nacional de identidad, pero los francófonos sólo tienen Bélgica.

Poster de la campaña en favor de la unidad
Los flamencos, la comunidad históricamente pobre, marginada y despreciada social y políticamente, no sólo se ha convertido en la región más rica y dinámica de Bélgica, sino que se ha transformado en un nación, con una agenda y unos objetivos políticos propios y con la voluntad de convertirse en un Estado.

La antaño todo poderosa comunidad francófona, que dominó económica, social y políticamente Bélgica hasta hace unas pocas décadas, se encuentra a la defensiva, empobrecida tras las sucesivas crisis de la minería y de la industria siderometalúrgica y por la  pérdida de la riqueza procedente del Congo y las otras colonias africanas, sin que haya sido capaz de generar un nuevo tejido empresarial potente que sustituya al perdido.

La comunidad francófona, repartida entre Bruselas y Valonia, depende de los fondos que aporta Flandes para mantener su actual nivel de protección social, el seguro de desempleo, las pensiones, las ayudas familiares, la asistencia sanitaria y la educación. Sin esas transferencias, la protección social francófona debería recortarse al menos en un 30%, según diferentes estudios.

Tres jovenes tras la manifestación de 2007
Los francófonos durante demasiados años no han sido conscientes del enorme esfuerzo financiero que ha supuesto para Flandes esas ayudas, ni del malestar creciente que se generaba en el norte del país por el autoabandono de Valonia en una crisis endémica y por su acomodo a una cultura del subsidio.

Hace un año y medio, el informativo ficticio en la televisión pública francófona sobre la proclamación de la independencia de Flandes y la muerte de Bélgica fue creído por decenas de miles de telespectadores, porque todos son conscientes de que el país está fracturado de forma irremediable desde hace mucho tiempo.

Las dos comunidades viven de espaldas, hablan lenguas distintas, leen diarios distintos, ven programas televisivos diferentes. Las novelas, las películas de éxito, incluso los comics de los niños son diferentes en el norte y en el sur del país. La mayoría de los francófonos desconoce el neerlandés y una parte muy importante de los flamencos no controla el francés.

Letreto en francés tachado en Kraainem
Al margen de la crisis política, los diarios y los informativos de la televisión flamencos y francófonos informan muy poco o casi nada de lo que ocurre en la otra parte del país y sólo para noticias negativas: la corrupción, los crímenes y los abusos del Estado del Bienestar de la zona francófona y la persecución del francés, el racismo y la corrupción de Flandes.

No existe desde hace varias décadas ningún partido político de ámbito estatal. Las relaciones entre los partidos flamencos y francófonos de la misma familia política son escasas o nulas. La fragmentación alcanza a todos los ámbitos de la vida cotidiana, incluso las federaciones deportivas están separadas.

Manifestación de 2007 en favor de la unidad de Bélgica
Las actuales negociaciones para reformar el Estado y ampliar los poderes de las regiones estaban abocadas al fracaso, porque lo que reclama Flandes es inaceptable para los partidos francófonos. Estos partidos no pueden permitir un recorte de los derechos políticos y judiciales de los residentes francófonos de la periferia flamenca de Bruselas, ni son capaces de gestionar el ajuste que implicaría el recorte de las transferencias que conlleva las reivindicaciones de Flandes.

Los partidos flamencos tampoco no pueden conformarse con menos, porque no pueden volver con las manos vacías después de haber incitado ellos mismos a su propio electorado con su visión nacionalista. Y menos con la presión constante de la extrema derecha independentista del Vlaams Belang (Interés Flamenco), que constituye la segunda fuerza política de Flandes.

Bélgica está abocada a un agónico proceso de descomposición, porque las dinámicas políticas desencadenadas al norte y al sur del país con motivo de las elecciones del 10 de junio del 2007 han superado durante los últimos doce meses de enfrentamientos el punto de no retorno y ya no existe una base compartida sobre la que poder construir un proyecto común estable y duradero.



La Zinneke, símbolo de la Bruselas multicultural

(Publicado originalmente el 20 de junio de 2008)



Cada dos años por primavera, unos de 2.500 personajes fantásticos, con coloridos atavíos y ritmos multiculturales, invaden el centro de Bruselas procedentes de los distintos municipios que forman la capital belga. Es el gran desfile de la Zinneke, el símbolo de la diversidad multicultural de Bruselas, donde alrededor del 30% de sus habitantes son extranjeros. La Zinneke es la expresión de la creación artística de los ciudadanos de a pié de la capital europea, que proclaman así su orgullo de convivir y formar parte de una mezcla culturas y raíces en el inicio de este siglo XXI plagado precisamente de tensiones raciales y de un creciente miedo al extranjero, al inmigrante, al diferente.


Es una Bruselas distinta, bulliciosa y alegre que se apodera de la calle, lejos del aburrido ritmo de la burocracia comunitaria y de las crecientes luchas fratricidas de las dos comunidades lingüísticas belgas. Nacionales y extranjeros; europeos, asiáticos, africanos y latinoamericanos; todos juntos, al son de ritmos fusionados, crean nuevos mundos, inventan leyendas, revitalizan la ciudad.

Esta monumental exhibición callejera, que recurre a las mitologías antiguas o futuristas para resaltar los retos del presente, nació en el año 2000, en el marco de las actividades de Bruselas como capital cultural europea. El objetivo inicial era mostrar la gran riqueza multicultural de las diferentes zonas que forman la capital belga y superar las barreras que están fragmentando la región.

El éxito de la iniciativa fue tal, que la experiencia se ha repetido cada dos años, con una participación cada vez mayor. El pasado 31 de mayo, la quinta y más fastuosa Zinneke recorrió el centro de Bruselas. Hasta la lluvia se alejó en ese momento de la capital para no estropear la brillante fantasía multicolor de los entusiastas “zinnekes”.

El nombre Zinneke procede del dialecto bruselense para designar el pequeño Senne, el brazo del río que rodeaba antaño la capital para evitar las inundaciones. La palabra también se utilizaba para denominar a los perros vagabundos que frecuentemente acaban su vida a orillas del río. Por extensión, la palabra ha acabado designando también a quien tiene orígenes múltiples.

Las tres horas que dura el desfile son el fruto de dos años de minuciosa preparación, en la que participan más de 175 asociaciones y unas 2.500 personas de los distintos municipios de la capital belga. Encuadrados en unos 130 talleres e instruidos por cerca de 200 artistas profesionales (músicos, actores, diseñadores y coreógrafos), los “zinnekes” organizaron este año 23 cortejos distintos, denominados “zinnodes”. Cada uno de ellos explicó con música, cantos, disfraces y danzas una historia alrededor del tema del agua, que fue el hilo conductor escogido para la Zinneke 2008.

Con una mentalidad ecológica y una invitación al reciclaje, la mayoría de los decorados y los disfraces se realizaron con material de recuperación: viejos vestidos, envases de plástico, trozos de tela, paneles, material de fontanería y mimbres. La paciente labor de los “zinnekes” transformó, por ejemplo, un antiguo bidón de plástico en un formidable un casco de escafandra, mientras que viejos tubos resucitaron como herramientas futuristas.

El cortejo de la Anadipsie representó a los refugiados climáticos condenados a errar tras la muerte de sus ríos tras haber destruido su antigua abundancia acuífera. El Convoy de la Última Gota o el futurista Baxter Dream también hicieron referencia a la penuria de agua y a catástrofes venideras, mientras que Aqua Topia explicó la historia de la más bella sirena del mundo que se había deformado al verse obligada a alimentarse con los desechos contaminados que los seres humanos arrojan al mar.

Los espectadores pudieron contemplar también la titánica lucha contra el monstruo Asfaltor, que oscurece la ciudad con cemento y asfalto, y el combate contra el Gran Contaminador que trata de hundir la conciencia ecológica de la población. Otros cortejos reinterpretaron los mitos nibelungos y el Lago de los Cisnes o recrearon figuras simbólicas, como el Mago del Agua, o cotidianas en otras latitudes, como el Porteador de Agua.

La Zinneke, sin distinciones de raza, sexo, creencia o color de piel, proclama en  Bruselas la alegre e enriquecedora convivencia multicultural, lejos de los fanatismos crecientes de uno y otro signo que acechan a Europa y amenazan con destruir todo lo que ella significa.